El problema con la campaña no es de "fácil" o "difícil", eso se puede arreglar variando la dificultad o imponiéndote reglas.
El problema es que al automatizar algunos aspectos (comercio, materias primas, gestión de las gens, infraestructuras etc) banalizar otros (flotas de transporte, de comercio, ausencia de estaciones, cruce de rios por cualquier sitio, cordilleras o bosques impenetrables situados cuasi arbitrariamente) total ausencia de inmersión en la campaña, decisiones absurdas como que cualquier pueblo pueda ser llevado a la conquista del mundo, un sistema diplomático incomprensible, una limitación de construcciones arbitraria, unas ciudades grandísimas, una mecánica de batallas navales surrealista, un equilibrado basado exclusivamente en la falta de alimentos ligado a un arbitrario y absurdo control del orden público etc.
Todo ello convierten la campaña en algo simplón, arcade y aburrido. Comprendo que la novedad te lleve a una sobrevaloración, pero te aseguro que una vez pasada la euforia, el juego deja de tener interés salvo para jugadores ocasionales.
En cuanto a tus "problemas": si son de batalla, en cuanto le pilles el tranquillo, y mas si haces cosas "inesperadas" para la IA, la cosa esta chupada. Si es por la campaña el tema es fácil: con romanos, investiga rápidamente la reforma de Mario, no crees edificios superiores la nivel II (sobre todo al principio), dedica tu capital a crear anfiteatros, bibliotecas, foros y templo, las provincias a alimentos y puertos. Así, no tendrás ningún problema y todo lo que debrás hacer es:
- Si tienes un ejército; conquista una provincia.
- Si tienes dos ejércitos; conquista dos provincias.
- Si tienes tres ejércitos, conquista tres provincias.
- Si tienes..... bueno, ya me entiendes.
Y cuando te aburras, te lees los hilos de lo que estos mendas prometieron que iban hacer con el Rome II.