En el palacio de Vicibiesk, en una sala lobrega y oscura, el zar Alexander habla con una figura encapuchada.
Tras unos minutos, la sombra encapuchada, abandona la sala y se dirige a las afueras de la ciudad.
Subiendo por una empinada ladera, por un sendero invisible, la figura asciende. Aunque la ladera parece desierta, docenas de ojos espían sus movimientos.
Al llegar arriba, una antiguo monasterio semioculto entre los árboles se alza ante él. Traspasa sus puertas y recorre laberínticos pasillos, atraviesa puertas secretas, evita cientos de trampas, hasta llegar a la sala mas profunda del monasterio.
Una negra figura, ataviada con una túnica y una capucha que oculta su rostro, le espera.
El recién llegado se arrodilla ante la figura negra.
-Mi señor, traigo noticias del zar Alexander. La guerra a empezado. Es la hora.-
La figura negra, en ese momento, se quita la capucha, dejando ver su rostro, marcado por incontables cicatrices. En esa oscura habitación, bajo las sombras, el Duque Dimitri, líder de los Hassins dicta sus ordenes
- Es nuestra hora, saldremos al anochecer. Que todos los hermanos se preparen. Es la hora de que los Hassasins recuperen su lugar y poder en el mundo.-
Al anochecer, sigilosos y ocultos a ojos no adiestrados, docenas de figuras encapuchadas salen del monastrerio. Descienden la colina para encaminarse a cumplir su misión, dispersandose en dirección a todos los extremos del continente.